Las sociedades son cada vez más interculturales, los movimientos de personas son frecuentes y los motivos diversos. De estos movimientos resultan ciudades diversas y heterogéneas que plantean un reto político mayúsculo. "Por un futuro intercultural" es el tercer reto del Proyecto Re-City, de la Fundación Catalunya Europa, que se inicia después de haber tratado los retos "Combatir las desigualdades" y "Hagamos frente al cambio climático".
El ciclo se iniciaba con la conferencia, "Las políticas de inmigración: retos, objetivos e instrumentos desde una perspectiva comparada", a cargo de Nando Sigona, profesor de la Universidad de Birmingham, experto en políticas migratorias. En esta conferencia se abordaba la cuestión de las políticas migratorias a través de dos casos cercanos, la crisis de refugiados en las puertas de Europa y el Brexit.
Para empezar, la coordinadora del ciclo, Gemma Pinyol-Jiménez, subrayaba, la importancia de plantear las preguntas adecuadas para repensar la gobernanza de las ciudades. Y precisamente con preguntas comenzaba la conferencia Nando Sigona, que planteaba la cuestión de cómo podemos definir la integración y con qué indicadores podemos medir. Y más allá de los instrumentos de medida, que necesita ser integrado? Qué es lo que hace que una sociedad pueda considerarse integrada o integradora?
El proceso de integración, según Sigona, es un proceso dinámico y relacional que se basa en el intercambio y el diálogo social y no en la asimilación del "otro". En este contexto, las narrativas son muy importantes, no es lo mismo hablar de "refugiados" que hablar "de inmigrantes". Este cambio de denominación, que se produjo coincidiendo con un aumento de la llegada de personas migrantes en Europa, refleja una racialización de jerarquías entre personas que condiciona, entre otras, la respuesta que se da a las muertes de migrantes en el Mediterráneo .
A día de hoy, la crisis migratoria ha pasado en un segundo plano, pero esto no significa que haya dejado de existir. El año 2018 llegaron a Europa un 89% de migrantes menos que el año 2018, pero los datos son un espejismo, los movimientos migratorios se siguen produciendo, a pesar de que la UE haya logrado frenar las llegadas a través de acuerdos con países terceros, lo que dificulta la obtención de datos. Y los que llegan? A menudo las políticas migratorias se acaban en el momento del rescate, sin tener en cuenta las posteriores políticas de integración.
Caso muy diferente, pero también con una afectación sobre las políticas migratorias era el Brexit. Sigona afirma que, desde una perspectiva británica, el proyecto europeo sólo se entendía como una oportunidad económica, sin tener en cuenta otros aspectos políticos o de identidad. El politólogo, que ha estudiado con especial interés casos de europeos residentes en el Reino Unido, afirma que entre 2007 y 2018 las solicitudes de nacionalización británica provenientes de nacionales de la Unión Europea pasaron del 4 al 28%. Este hecho se debe a que algunos nacionales de los países recientemente incorporados a la UE, sentían más amenazada su estabilidad y, por tanto, tendían a solicitar la nacionalización antes que nacionales de otros países europeos, como alemanes o italianos. Por tanto, el mito de que la integración se produce en el momento de la naturalización es puesto en cuestión cuando la voluntad de nacionalizarse deriva más del miedo que del hecho de sentirse parte de una comunidad.