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Conferencia

Conferencia con Barbara Maher

"La contaminación podría ser uno de los causantes de enfermedades como el Alzheimer"



LOS EFECTOS DE LA CONTAMINACIÓN EN LA SALUD HUMANA.

La profesora de Ciencias Ambientales de la Universidad de Lancaster, Barbara Maher, cerró el ciclo "Hagamos frente al cambio climático" con la conferencia "Los efectos de la contaminación humana" en el auditorio de la Fundación Antoni Tàpies el jueves 7 de noviembre. La conferencia fue la última de las doce sesiones con diferentes expertos de este ciclo de la plataforma Re-City organizado por la Fundación Catalunya Europa con la colaboración de BBVA y el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, ??el Área Metropolitana de Barcelona y el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Catalunya.

La experta en contaminación y salud, y directora del Lancanter Environment Centre, no dejó indiferente a nadie como demostraron las muchas preguntas de los asistentes a la conferencia que moderó Xavier Rodó, asesor científico de Re-City e investigador de ICREA, y jefe del programa "Clima y salud" de ISGlobal Barcelona.

Las nanopartículas son una amenaza para la salud pública.

Barbara Maher se ha especializado en el estudio de las nanopartículas contaminantes y sus efectos en la salud humana. Conocidas por la comunidad científica con la abreviación PM (“particulate matter” o materia particulada), se trata de partículas presentes en la atmósfera que son muy finas y casi no pesan nada, por eso son muy difíciles de detectar y son muy peligrosas porque no encuentran ningún obstáculo para penetrar dentro del cuerpo humano. De hecho, pueden llegar a órganos que hasta ahora parecían impensables como el corazón, el hígado, los riñones o, incluso, los alvéolos de los pulmones o el riego sanguíneo a través de sistema respiratorio, y directamente llegan al cerebro por el aire que entra por la nariz. Así lo demuestran los estudios realizados por Barbara Maher que establecen una relación entre las nanopartículas y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En los cerebros de algunos enfermos se han encontrado partículas procedentes de los tubos de escape de vehículos con combustible diesel.

"Se trata de una enorme amenaza para la salud pública, pero el problema es que todavía no hay redes medioambientales para poder medir las nanopartículas porque la Unión Europea no ha establecido ninguna normativa al respecto", explicó Barbara Maher. Cuanto más pequeñas son estas partículas, más fácilmente entran en el cuerpo. Su toxicidad depende de su procedencia, composición, tamaño o forma (pueden ser rectangulares, redondas o esféricas). La mayoría de ellas están cargadas de carbono, son ricas en metales y provienen principalmente de zonas industriales, de los tubos de escape, de los aditivos añadidos a los combustibles o del desgaste de los frenos y los motores de los vehículos, así como por la combustión del transporte marítimo, los aviones y los ferrocarriles. A la vez, son partículas muy magnéticas, como podemos comprobar cogiendo una hoja de un árbol de una calle con mucho tráfico, ya que normalmente están impregnadas de la magnetita de estas nanopartículas procedentes de la combustión de los vehículos.

Aumentan los casos de enfermedades neurodegenerativas en los jóvenes.

Una de las conclusiones de los estudios de Maher es la relación de las nanopartículas con enfermedades como el alzheimer, ya que se ha encontrado presencia de metales en los cerebros de algunos enfermos. "Hasta ahora pensábamos que la magnetita, muy dañina para las enfermedades neurodegenerativas, era formada por el mismo cerebro pero hemos visto que también hay un origen externo causado por la contaminación, lo cual provoca una gran concentración de hierro potencialmente tóxico para el cerebro que puede causar la muerte súbita del tejido cerebral ".

Concretamente, en los casos estudiados, en México y en Inglaterra, se han encontrado en el cerebro metales como el carbono y el titanio u otros muy poco habituales como el cobalto y el platino. Otro dato muy preocupante es que cada vez hay más casos de enfermos o síntomas en jóvenes, como un niño de 3 años al que se encontró magnetita en tejidos del corazón y el cerebro. En este sentido, Maher, destacó el reciente estudio realizado en Barcelona por el investigador de ISGlobal, Jordi Sunyer, sobre los efectos de la contaminación en los niños. Según este estudio, la exposición prenatal a la contaminación atmosférica se asocia con cambios en el cerebro infantil relacionados con trastornos de comportamiento.

Hasta ahora, el alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas estaban asociadas a personas mayores pero esto está empezando a cambiar. Sin duda, la contaminación es un factor potencial de riesgo pero hay otros como la constitución genética, la dieta, la actividad cerebral o la reserva cognitiva, que influyen en el desarrollo de la enfermedad.

Coches eléctricos y barreras verdes para frenar la contaminación.

Ante esto, Barbara Maher, aconseja evitar la proximidad a las calles o vías con más tráfico, ya que según un estudio realizado en Canadá, vivir a cincuenta metros de una autopista aumenta entre un 7 y un 11 por ciento el riesgo de recibir partículas contaminantes. Por ello, Maher, reivindicó el uso de los vehículos eléctricos para reducir la contaminación y la implantación de zonas verdes y árboles bien ubicados haciendo de barreras naturales para proteger las viviendas y edificios de las nanopartículas contaminantes. Una medida muy eficaz, como demostró un experimento de la Universidad de Lancaster. Se plantaron abedules ante un grupo de casas y el resultado puso de manifiesto que, efectivamente, las viviendas con árboles gozaban de una mejor calidad del aire y, además, se comprobó, a partir del polvo acumulado en las pantallas de los televisores, que la concentración de nanopartículas en el interior de las casas era menor que en las casas que no tenían árboles. Barbara Maher recomendó plantar la Thuja Plicata, una especie originaria de los Estados Unidos muy eficaz para captar este tipo de partículas. También aconsejó tener cuidado con las chimeneas mal selladas o con el uso de las impresoras láser que suelen ser focos de nanopartículas tóxicas.

Finalmente, Barbara Maher, que ha recibido muchos reconocimientos por sus trabajos pero ninguna subvención ni ayuda pública para hacerlos, se quejó de la falta de apoyo institucional y alertó de los riesgos de no actuar. Por ello, pidió hacer presión a los gobiernos para que aceleren los cambios y emprendan medidas urgentes: "si ya conocemos los peligros de la contaminación y no hacemos nada, como especie perderemos inteligencia y aumentarán los casos de demencias y otras enfermedades cerebrales".





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