Soberanía tecnológica y humanismo digital: ¿cómo se prepara Europa para 2030?
La generalización de la tecnología y la consolidación de la inteligencia artificial o el machine learning, entre otros, han provocado cambios estructurales en las sociedades globalizadas y Europa apenas empieza a plantearse una reflexión ética en torno al desarrollo tecnológico y sus capacidades actuales y futuras. Para hablar de ello, la Fundación Catalunya Europa, en el marco del ciclo "¿Qué Europa queremos?" ha impulsado la conferencia "Soberanía tecnológica, humanismo digital: ¿cómo se prepara Europa para el 2030?", que ha contado con la participación de Raquel Jorge, analista de política tecnológica y digital en el Real Instituto Elcano, José María Lassalle, director del Foro de Humanismo Tecnológico de ESADE y la participación de Ibán García del Blanco, diputado en el Parlamento Europeo por el grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas. Ha moderado la sesión Liliana Arroyo, investigadora del Instituto de Innovación Social de ESADE.
El punto de partida del debate ha sido el documento titulado Brújula Digital aprobado en marzo de 2021 por la Comisión Europea. Este documento marca el horizonte digital de la UE y gira en torno a 4 puntos. En primer lugar, se centra en las capacidades, y es que la Brújula Digital se propone que más de 20 millones de europeos sean especialistas TIC y que, al menos, el 80% de la población tenga capacidades digitales básicas. En segundo lugar, se centra en el gobierno y, sobre todo, en la digitalización de los servicios públicos clave. El tercer eje tiene que ver con las infraestructuras digitales seguras y sostenibles, que incluye una mayor conectividad (generalización del 5G) y el desarrollo de datos más seguros y más neutros climáticamente. Por último, la “Brújula Digital” pone el foco en los negocios y la transformación digital de las empresas. En este punto, la Comisión se ha propuesto trabajar para que el 75% de las empresas de la UE utilicen la nube, la Inteligencia Artificial y los macrodatos.
Para Raquel Jorge, este documento busca la digitalización de activos, pero no profundiza en la soberanía digital. Jorge cree que "la Brújula Digital podría haber sido mucho más ambiciosa". El analista de política tecnológica piensa también que la Unión Europea debería buscar nuevos mecanismos de comunicación y coordinación que aumenten la transparencia de las decisiones relacionadas con política tecnológica. Precisamente, el eurodiputado Ibán García del Blanco, coordinador del Comité AIDA (Inteligencia Artificial en la Era Digital) ha sido uno de los promotores de 3 informes, aprobados por el Parlamento Europeo, que instan a la Comisión a diseñar un marco jurídico que impulse la innovación en inteligencia artificial y que, al mismo tiempo, respete unos estándares éticos y proteja a la ciudadanía de la evolución que pueda tener esta tecnología. Para Blanco, se trata de un operativo normativo exigente, que es coherente y consecuente con los valores europeos y en una perspectiva humanista de la tecnología. El eurodiputado considera que el Parlamento Europeo está trabajando muy intensamente en una futura legislación sobre inteligencia artificial y se muestra partidario de promover la ilustración digital de la ciudadanía, por un lado, para dotarla de herramientas tecnológicas y , por otra parte, para facilitar la adaptación a un mundo cada vez más digitalizado.
José María Lassalle considera que durante mucho tiempo, la UE ha sido un actor pasivo "en relación al desarrollo y la progresiva implementación de la industria tecnológica". No fue hasta 2019 que la Comisión comprendió que debía apostarse por una reflexión ética en torno al desarrollo tecnológico y las consecuencias que se derivan. Pero aún así, "en un contexto de transición crítica hacia una posmodernidad acelerada, con una estructura esencialmente tecnológica del mundo, Europa se encuentra con la que tiene herramientas escasas y una actitud pasiva", lamenta Lassalle.
La estrategia de la Brújula Digital pretende capacitar tecnológicamente a la ciudadanía e influir en el mercado digital, pero deja atrás “la capacidad real para operar sobre el control de estos datos para poder dar herramientas a la ciudadanía para tratar críticamente estos datos” explicaba el director del Foro de Humanismo Tecnológico de ESADE. Para Lassalle, actualmente Europa no tiene las herramientas adecuadas para alcanzar las metas que se ha marcado de aquí a 2030. Es necesario, pues, un plan estratégico capaz de alinear todos los activos que tiene Europa. Lassalle defiende que Europa las características de la población europea (altamente formada y de renta alta) hace que los datos sean especialmente interesantes, lo que le da una ventaja comparativa que no se está sabiendo aprovechar. "El gran valor de los datos y la IA es que la complejidad genera más complejidad", exponía Lassalle. En contraposición, el modelo chino de IA es vertical y jerárquico y esto hace, según Lassalle, que “pese a que a corto plazo China pueda convertirse en una potencia, a largo plazo el enfoque de la UE le dará una mayor competitividad.
Raquel Jorge añadía que es necesario acercar la estrategia tecnológica a la ciudadanía con un lenguaje ameno. "La estrategia europea sigue obedeciendo a una lógica de mercado, el ciudadano todavía es tratado como pasivo y receptor, y no como un agente de cambio", se lamentaba. Liliana Arroyo añadía un matiz: "Es necesario que la ciudadanía tenga la posibilidad de participar en el debate tecnológico, pero el hecho de no querer o no poder participar, no puede convertirla en vulnerable".