Conferencia

Café Europa - El futuro energético de la UE: ¿autosuficiente y sostenible?



“La transición hacia las renovables puede verse como una oportunidad para que la UE pueda superar su crisis energética”, sugería Sònia Sánchez, periodista del diario Ara especializada en política internacional y medio ambiente. La periodista, junto con el investigador científico del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, Antonio Turiel, participaron en la edición del Café Europa de noviembre: "El futuro energético de la UE: ¿autosuficiente y sostenible?" organizado por la Fundación Catalunya Europa y la Associació Horitzó Europa.

"Estamos en una década clave para la transición energética", decía Sánchez. Aunque indudablemente se han dado pasos adelante, la Unión Europea está en la fase de planificación, es decir, fijar objetivos y establecer compromisos. Entre los objetivos destacan el recorte de un 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, con el propósito conseguir un continente neutro de emisiones en 2050. Los últimos datos disponibles, de 2018, demuestran que los Estados miembros consumen un 45% de la energía proveniente del petróleo, un 22% del gas natural y sólo un 15% de las renovables. Unos datos que, además, son muy desiguales entre los diferentes países europeos: Suecia, por ejemplo, es líder con renovables con un 55% de energía proveniente de esta fuente, mientras que Luxemburgo y Malta se quedan alrededor del 6- 7%. España, por su parte, se encuentra en torno a un 18% de uso de renovables. Con estos datos, la UE ha tomado el compromiso de alcanzar el 40% de las renovables en 2030.

Llegar a unos compromisos comunes a nivel europeo no ha sido fácil. Las reticencias eran variadas, Polonia, por ejemplo, dispone todavía de muchas reservas de carbón y tiene pocas posibilidades de renovables. Otros países, como Francia, han apostado históricamente por las nucleares, una energía que, si bien es cierto que no emite CO2, tiene unos riesgos asociados que no pueden obviarse. Otros países, como Alemania, han pedido incluir el gas natural como energía de transición porque, a pesar de ser un combustible fósil, es el menos contaminante, aunque es el combustible responsable de la crisis energética que tenemos actualmente 

Sea como fuere, lo cierto es que el conjunto de países de la Unión son extremadamente dependientes de la energía proveniente del exterior, concretamente, un 60% de la energía que se consume es importada. Por eso Sánchez considera que “la transición a las renovables puede ayudar a solucionar el reto de la crisis energética”. El elevado porcentaje de energía importada comporta una dependencia de Rusia acusada por parte de Europa.

La transición energética debe ser también, una “transición justa”. No hay que dejar atrás los sectores más empobrecidos o los trabajadores que dependían de las energías fósiles. Con este propósito, la UE ha reservado un presupuesto de 100.000 millones € que forman parte del llamado Green Deal.

La posibilidad de un “gran apagón” también ha sido uno de los temas de debate. "España es una isla energética y eso le favorece, aunque el sistema de protección no siempre funcionan", argumentaba Antonio Turiel.

Turiel defendía, además, que el cambio energético debe ir acompañado de un cierto decrecimiento porque "no puede haber crecimiento infinito en un planeta finito". Turiel añadía, además, que en el futuro deberemos ser 100% renovables, pero eso no significa que seamos 100% eléctricos. Sánchez, se sumaba a la necesidad de transicionar hacia el decrecimiento, aunque defendía que éste debe ser desigual. "Los países que ya han crecido deben empezar este proceso pero debemos permitir, durante unos años, que los países menos desarrollados sigan creciendo para llegar a un equilibrio". Ambos reconocían que “el decrecimiento puede ser peligroso porque puede causar desigualdades, rechazo y ascenso de los populismos” y es por eso que es necesario que sea “lo más justo posible”.