"Con el Brexit, se ha roto por primera vez el tabú de la irreversibilidad del proceso de construcción de la Unión Europea", Carme Colomina y Andrés Ortega Klein.
La Fundación Cataluña Europa y la librería Nollegiu organizaron, anoche, una nueva edición del Club Europa, espacio de debate abierto con expertos con la intención de acercar y profundizar en los temas de actualidad europea. En este caso, el acto "Después del Brexit, consecuencias para Europa", analizó con perspectiva, dos semanas después de la votación en el Reino Unido, las perspectivas que el nuevo escenario ofrece para la UE. El acto contó con la presencia del eurodiputado Ernest Maragall, el investigador senior asociado al Real Instituto Elcano, Andrés Ortega Klein, y la periodista e investigadora asociada al CIDOB, Carme Colomina.
Tanto Ortega, que abrió el debate, como Colomina quisieron destacar que con el "sí" británico a abandonar la Unión Europea, el proceso de construcción europea se vuelve reversible por primera vez. "Se ha roto el tabú. Si la UE se limita a enfrentar el Brexit limitando los daños y no ataca la raíz de sus problemas, la crisis europea irá a más y habrá contagio de referéndum a otros países ", aseveró Colomina. Estos problemas pasan, según la periodista del diario ARA, por la pérdida del vínculo entre el proyecto europeo y el ciudadano, causada en buena parte por su falta de peso democrático. "Hay más integración política, pero será imposible sin una profundización democrática. El debate hace tiempo que no es 'más Europa', sino mejor, aunque por ahora no parece que haya una estrategia común en este terreno". Su opinión fue secundada tanto por Ortega, que apeló a una república europea que no se construya desde las élites sino desde los ciudadanos, como por Maragall, que, desde su visión privilegiada desde Bruselas, remachó el clavo. "Europa antes no hacía política, repartía fondo; desde la crisis ha pasado a ser el mensajero del miedo. Tenemos que encontrar el punto de integración que nos dote de herramientas, sobre todo en materia económica, para dar solución a los problemas de las personas", reclamó, antes de hacer una llamada al optimismo: "El Brexit puede ser un contagio, pero quiero pensar que también puede ser una vacuna".
En cuanto al proceso de integración europea, Ortega, ex analista del ministerio de Exteriores y de la Moncloa, destacó que existe cierto respeto entre los responsables comunitarios hacia la negociación con el Reino Unido. No tanto por el divorcio con Londres, como para que en la negociación también se pondrá encima de la mesa el modelo de futuro de la Unión. Y es en este escenario donde se pueden producir choques entre las visiones de cada país sobre el proyecto de construcción europea, que ya se venden escenificando en la actitud respecto los tempos de la negociación. Sin ir más lejos, Francia y Alemania han mostrado divergencias públicas respecto a la cuestión, un nuevo capítulo en la serie de desavenencias de las dos potencias -y de sus dos líderes, François Hollande y Angela Merkel respecto al proyecto europeo, y que pueden afectar al nuevo equilibrio de poder en el seno de la unión.
En este punto, los ponentes presentaron opiniones confrontadas. Mientras Ortega aseveró que la marcha del Reino Unido, contrapeso natural en la dicotomía franco, dará aún más peso en Berlín, Colomina y Maragall dudan de que la nueva situación exacerbe el poder alemán. La investigadora asociada del CIDOB destacó, en este sentido, que la capacidad de liderazgo de Merkel se ha erosionado, y que el resto de países europeos ya no danzan al ritmo del diktat alemán como sucedió durante la crisis de la deuda o del euro. La debilidad de la canciller alemana, continuó Colomina, se ha podido apreciar con la crisis de los refugiados. Maragall, por su parte, aseguró que incluso desde Alemania son conscientes de que acaparar más poder, convertirse aún más en el portador de las malas noticias, sería contraproducente para los propios intereses del país teutón.
Los efectos del Brexit también se pueden hacer notar en el papel de la UE en el mundo, como enfatizó Ortega, investigador senior del Real Instituto Elcano. No sólo por la pérdida de peso demográfico, sino para que el Reino Unido es una de las dos potencias militares de la UE junto con Francia, y una de sus grandes potencias diplomáticas. Por el contrario, el adiós británico podría acelerar la Europa de la Defensa, que Londres "va frenando desde hace una década", destacó, y tener efectos en la negociación del TTIP.
Sin embargo, Ortega quiso remarcar que el Brexit no sólo es un proceso que se alargará porque los británicos tardarán en activar en marcha el artículo 50, sino que es incluso reversible. "Los conservadores deben elegir nuevo líder en otoño y es posible que haya nuevas elecciones. A diferencia de la UE, les interesa dilatar las negociaciones con Bruselas, que serán muy duras, para mantener la integridad territorial. Y después de todo este proceso el pueblo británico tendrá que volver a ratificar la salida de la Unión en los términos que se lleguen a pactar", sentenció.