La Fundación Cataluña Europa y la librería Nollegiu organizaron, anoche, la presentación del libro "Después de Obama: Estados Unidos en tierra de nadie", de Vicente Palacio, director del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas. El acto se acompañó de un debate donde el autor del libro conversó sobre las relaciones entre Europa y Estados Unidos con Marcos Mandojana, cónsul general de EEUU en Barcelona y Juan García, experto de ATTAC Cataluña en el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, en inglés). Pere Almeda, miembro del Comité Ejecutivo de la Fundación, moderó el acto. Durante el debate, uno de los temas analizados fue la negociación del tratado de comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea. Vicente Palacio vaticinó que la aprobación de este sería difícil, por la crisis y la situación política del continente.
Almeda repasó los principales retos que afrontó la Administración Obama. Entre estos, el estallido de la crisis financiera, las primaveras Árabes y la guerra en Siria, las relaciones con Rusia e Irán, y la negociación del TTIP con la UE. Almeda dio una especial importancia a la crisis económica y sus consecuencias, que seguirán presentes después de la salida de Obama: "ha aumentado la desigualdad, y las zonas marginadas en el país". Y candidatos populistas como Donald Trump parecen recoger los frutos del descontento social. El acto se enmarca dentro del programa Club Europa. Junto con Almeda, son miembros del Comité Ejecutivo Jordi Angusto, Francesc Colomé, Max Vives-Fierro y Gemma Sendra, presidenta del órgano.
La situación en Estados Unidos es incierta. Tanto, que Palacio se preguntó si el "país se encuentra en decadencia". El director del Observatorio de Política Exterior descartaba que este fuera el caso: "EEUU no están tanto en declive como en transformación, intentan encontrar su lugar en un mundo que ha cambiado". Palacio recordó el contexto en el que Obama llegó a la Casa Blanca. en cuanto a la gestión de la crisis, opinó que las reformas del sistema financiero del ejecutivo demócrata, como "la Ley Dodd- Frank", hubieran podido ser más atrevidas. Además,"después, con la llegada de la mayoría republicana en el Congreso fue más difícil avanzar ". Ese mismo bloqueo parlamentario "obligó al Congreso a renegociar Obamacare y a ser menos ambicioso con la política social". El resultado, avanzó, es una salida parcial de la crisis, marcada por la desigualdad.
La política exterior, apuntó, tenía que cargar con el peso muerto de conflictos en los que Estados Unidos se había implicado sin necesidad, como las Guerras de Irak y Afganistán. Washington, además, se encontró con múltiples frentes. Desde la caída de Gadafi, donde "Europa no tenía un plan B para gestionar la situación [si iba mal]" hasta el ascenso de China, pasando por "la rivalidad entre suníes y chiíes" en Oriente Medio. Todo ello, con "la ausencia de la UE" en política exterior. Obama, en consecuencia, optó por una política exterior cautelosa, rechazando las intervenciones a gran escala, incluso en el caso de Estado islámico: "Se le ha criticado no ver en Isis una amenaza existencial, pero sí lo ha hecho con el cambio climático, por las guerras que puede desencandenar".
En cuanto a la negociación del TTIP, Palacio se mostró escépitco en cuanto a las posibilidades de aprobar el acuerdo. Entre otras razones, porque con plena crisis es más difícil llevarlo a la práctica: "El Plan Juncker, con sus inversiones, es la prioridad para Europa, no un tratado como el TTIP". "El comercio puede ser interesante para el crecimiento, pero los parlamentos europeos no lo aprobarán", añadió. Al rechazo de parte de la ciudadanía comunitaria se suman las críticas al otro lado del atlántico, frente al precedente de otros grandes acuerdos, como el acuerdo de libre comercio entre los México, EEUU y Canadá (NAFTA ): "hay estudios que dicen que se perdieron tres millones de puestos de trabajo".
Marcos Mandojana, cónsul general de Estados Unidos en Barcelona, ??se mostró más optimista: "Obama no apoyaba a los grandes acuerdos comerciales cuando era senador, pero al entrar en la Casa Blanca vio las ventajas". Por Mandojana, hay muchas razones para firmarlo. Entre ellas, garantizar el liderazgo de EEUU y la UE a la hora de establecer los estándares del comercio internacional, dos regiones que "forman buena parte del PIB mundial. O "aligerar la regulación de las pymes". El cónsul general aseguró que "ni EEUU ni la UE quieren bajar los estándares ambientales o de salud con la negociación". Y añadió que "ha sido la negociación más transparente que se ha hecho" hasta la fecha.
Juan Garcia, miembro de ATTAC Catalunya y experto en el TTIP, se mostró escéptico ante las expectativas de crecimiento generadas en torno al tratado. Y puso como antecedente el NAFTA: "El crecimiento se ralentizó en México después de su puesta en marcha. Los antecedentes no son buenos ". Aseguró que "las puestos de trabajo que se crean después de un acuerdo de comercio son inestables". Y advirtió contra la presión de las grandes empresas en este tipo de acuerdos.
En respuesta a las intervenciones de García y Mandojana, Palacio pronosticó que "la opacidad en los tratados de comercio se están acabando", pero advirtió contra el "nacionalismo económico" que puede surgir en su lugar. Opinó que los acuerdos comerciales pueden ser beneficiosos para la población, pero apuntó que "hay que hablar de quién son los ganadores y los perdedores" en su negociación.