Joan Campreciós
Miembro del Comisariado del Pla Estratègic Metropolità de Barcelona (PEMB)
El territorio de la Región Metropolitana de Barcelona es reconocido como un espacio amplio y diverso, con fuertes interrelaciones y dependencias transversales, por lo que todavía falta una respuesta clara a una necesidad básica. ¿Se necesitan fórmulas innovadoras para una gobernanza que mejore la gestión de sus retos?
Sin embargo, antes de responder a esta pregunta, es oportuno hacer una referencia a algunas de las singularidades de este territorio y también a algunas de sus urgencias más importantes. Esta realidad y estos retos deben servir para poner de manifiesto hasta qué punto es conveniente y quizás necesario pensar y proponer las mejores maneras para gestionar la reducción de las necesidades no resueltas.
Se trata de una región constituida por una fuerte pluralidad de ciudades, con singularidades muy arraigadas y de larga historia, que ejercen, muchas de ellas, singulares capitalidades locales, con capacidad de atracción y de ser referentes en aspectos concretos. No se trata, por tanto, de un territorio difuso a partir de una gran ciudad. Esta realidad histórica es una potencialidad que hace único a este territorio.
La realidad metropolitana viene reforzada por la constatación de que se trata de un espacio que comparte, de forma singular y con un gran valor ambiental, territorios urbanos con espacios naturales. Esta configuración singulariza tanto los orígenes como la dinámica de las relaciones que se establecen entre las distintas ciudades.
Este hecho, sin embargo, también implica que cualquier propuesta debe fundamentarse en una actitud de corresponsabilidad igualitaria y no en una visión que priorice espacios y actitudes, unos de centralidad y otros de complementariedad. Si así fuera, podría llevarnos a concebir categorías diferentes dentro de un mismo territorio.
Así pues, si tomamos con referencia el debate surgido y la participación de los representantes de las administraciones locales presentes en la mesa redonda “¿Qué gobernanza queremos para la región metropolitana del futuro?”, constatamos de inmediato que hoy nos encontramos, desde las instancias locales, con unos problemas que a menudo escapan, con mucho, de las capacidades locales para abordar su solución.
Son problemas o retos que adquieren una dimensión supralocal, aunque sus impactos se dan de forma directa sobre la vida local, sobre las ciudades y sobre sus ciudadanos. Y, ante todo esto, las administraciones locales, especialmente los ayuntamientos, no disponen de capacidad financiera suficiente y, en ocasiones, tampoco del marco competencial para poder superar estos retos, aunque muchas veces asumen servicios no competenciales, que la ciudadanía reclama.
Se trata de retos, necesidades y quizás urgencias que cualquier análisis de la Región Metropolitana de Barcelona pone de manifiesto. Son una serie de cuestiones fundamentales que todavía no tienen una solución clara. Se puede hablar, de forma simplificada pero bastante destacada, de la vivienda, la movilidad, las desigualdades sociales y territoriales, el medio y las políticas de sostenibilidad, la dimensión económica y su promoción, entre otros. Son necesidades urgentes a las que es necesario dar respuesta con una visión global metropolitana.
Y quiero destacar, de forma especial –y así fue también a lo largo de las jornadas–, la necesidad de planificar una red de transporte para la movilidad regional que rompa con esquemas centralistas y apueste decididamente por una red con conexiones transversales y por una estructura cuadricular que combine los distintos modos de movilidad.
En definitiva, el reto que la jornada nos plantea es cuál sería la fórmula más adecuada para resolver estas necesidades. Una gobernanza institucional, o a través de otras instancias de gestión concreta, para cada uno de los temas, pero, en cualquier caso, con la voluntad de aglutinar, con un liderazgo compartido, con una organización que priorice una representación de la diversidad institucional de este territorio, con voluntad igualitaria, equilibrada e inclusiva.
Una gobernanza que tenga también la voluntad de aglutinar y vincular las amplias y diversas instancias institucionales y sociales que existen en todo el territorio regional, haciendo de todas ellas un activo con muchas oportunidades para el desarrollo de proyectos de todo tipo.
En definitiva, se trataría de devolver a un viejo paradigma de la administración pública: mejorar la gestión de un territorio para satisfacer mejor las necesidades de su ciudadanía. A los retos, es necesario darles respuestas eficientes y adaptadas a las realidades del momento.
"¿Qué gobernanza queremos para la región metropolitana del futuro? es una jornada organizada por la Fundación Catalunya Europa, el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB) y el Club de Roma, que forma parte del ciclo de debates "Metrópolis Multinivel" del proceso participativo Barcelona Demà Compromís Metropolità 2030, puesto en marcha por el PEMB. Encontrarás más información aquí.