Opinión

La transformación de la ciudad desde una perspectiva feminista y por la justícia social



Por Blanca Valdivia, socióloga urbanista y miembro del Colectivo Punto 6

Pensar territorios más justos por todo el mundo es un reto de nuestras ciudades y metrópolis. No podemos hablar de justicia social y territorial sin incluir la perspectiva de género *interseccional. La inclusión de la perspectiva de género permite reconocer la diversidad de experiencias y necesidades. Tal como explican Patricia Hill *Collins y *Sirma *Bilge[1] (2019), la interseccionalidad considera «que los principales esos de las divisiones sociales en una determinada sociedad y en un momento dado, por ejemplo: la raza, la clase, el género, la sexualidad, la *dis/capacidad y la edad, no funcionan como entes independientes y mutuamente excluyentes, sino que se construyen los unos sobre los otros y actúan juntos» (2019:16).

Desde Colectivo Punto 6 trabajamos para incorporar esta perspectiva en el análisis de los espacios comunitarios, públicos y domésticos. Este abordaje nos permite comprender que nuestros espacios se han configurado a partir de la dicotomía público-privado, que vincula las actividades productivas con los hombres y el espacio público, mientras que asigna a las mujeres la responsabilidad sobre las tareas de la reproducción social y las curas y el espacio privado o doméstico. Esta segregación de los espacios se consolidó con la división sexual del trabajo que se produjo con la Revolución Industrial. Nuestros espacios urbanos todavía están influidos por esta dicotomía, con espacios públicos pensados para priorizar las actividades productivas y a partir de las experiencias, percepciones y necesidades de una construcción hegemónica de la masculinidad.

El enfoque del urbanismo feminista propone posar la vida en el centro de las decisiones urbanas. Para poder llevar a cabo este objetivo, desde Colectivo Punto 6 trabajamos desde tres estrategias transversales para aplicar a los diferentes temas y escalas del urbanismo (espacio público, equipaciones, movilidad, vivienda y planeamiento urbano y territorial).

Estas estrategias son:

  • Las curas. Priorizar la sostenibilidad de la vida en la configuración de los espacios. Repensar el diseño, ubicación y conexión de los espacios para apoyar físico a las curas promoviendo la corresponsabilidad. Defendemos el paradigma de los territorios cuidadores: que te cuidan, te permiten cuidar otras personas, te permiten cuidarte a tú y cuidan del entorno.
  • La percepción de seguridad y la autonomía. Romper con la idea que el espacio público es peligroso para las mujeres y proponer criterios para mejorar la percepción de seguridad de los espacios desde una perspectiva feminista y comunitaria, reivindicando ciudades seguras para todas y todos libres de violencias machistas y hacia las mujeres.
     
  • La participación. Las mujeres han sido invisibilizadas en la toma de decisiones sobre la ciudad y el territorio y se tiene que posar en valor el conocimiento de las personas que viven en el territorio. Por eso, es fundamental generar espacios y metodologías que permitan a las mujeres y sujetas no hegemónicos habla de cuáles son sus necesidades y experiencias y la autonomía

El urbanismo nos sirve para territorializar las desigualdades que todavía sufrimos las mujeres en diferentes ámbitos como por ejemplo la salud, la seguridad o la economía. La percepción de seguridad por ejemplo es diferente dependiente del territorio donde vivimos; la salud de las mujeres está totalmente condicionada por el medio ambiente, y en nuestras ciudades estamos sometidas a múltiplos contaminantes ambientales y la brecha redistributiva afecta a nuestro derecho en la ciudad en aspectos tan importantes como el acceso y mantenimiento de nuestra vivienda o condiciona el acceso que tenemos a la movilidad o el recreo. Por lo tanto, tenemos que trabajar estos temas desde una perspectiva integral y a partir de la realidad específica de nuestro contexto.

[1] Hill *Collis, Patricia *y *Bilge, *Sirma (2019) ”*Interseccionalidad” Editorial Morata, Madrid.