El aparente atrincheramiento estratégico de Estados Unidos abre la puerta a otros actores internacionales a ganar peso en el tablero mundial, y entre aquellos que parecen dar un paso adelante en llevar las riendas de la arena internacional destacan la Unión Europea y América Latina.
Aunque América Latina nunca ha tenido un papel importante en la política internacional de la Unión Europea, en la actualidad más centrada en resolver la crisis existencial a la que se enfrenta, ambos actores interactúan con frecuencia. La causa de la aparente ausencia de progreso en las relaciones entre ambos bloques parece residir en la falta de cohesión tanto en la Unión Europea como en América Latina y el Caribe. El primero sufriendo las causas de haber priorizado la ampliación frente a la profundización, acentuado ahora por el Brexit, y el segundo no siendo un actor integrado, hacen muy difícil alcanzar posturas comunes a un alto nivel.
Sin embargo, y a pesar de la ausencia de las condiciones idóneas para que las relaciones entre ambas regiones prosperen, dentro de la existente tendencia global de declive del interregionalismo, existen una serie de retos y problemas globales a las que tanto la Unión Europea como América Latina y el Caribe podrían ofrecer visiones compartidas.
En primer lugar, ambas regiones, a nivel general, se enfrentan a un aumento de las desigualdades sociales, y en ambos bloques las causas parecen provenir de los programas de ajuste económico, que han afectado en mayor medida a los estados del sur de Europa y países como Argentina y Brasil en Latinoamérica.
Por otro lado, la inseguridad ciudadana parece ser también un tema central para ambas regiones donde mientras en América Latina es el narcotráfico la principal causa de esta inseguridad, en Europa el terrorismo islamista parece constituir el primordial problema. Es importante destacar que en ambos casos esta fuente de inseguridad tiene origen en actores transnacionales como son las organizaciones que se dedican al tráfico de drogas y los grupos terroristas como el Estado Islámico y de allí que sea de gran importancia la creación de una hoja de ruta compartida para contrarrestar la actividad de estos actores.
Otro reto común entre América Latina y la Unión Europea es el auge del populismo. Dado que no se trata de un fenómeno puramente europeo ni puramente latinoamericano, muchos líderes creen en la necesidad de una evaluación conjunta para así llegar a un mejor entendimiento del fenómeno que parece haber alcanzado una dimensión global. Otro aspecto al que las democracias liberales han de enfrentarse a la hora de combatir el populismo parece ser el auge del nacionalismo. Lo interesante de este punto reside en que mientras en Europa el nacionalismo está normalmente vinculado a las derechas, en Latinoamérica ocurre justamente lo contrario, parece tratarse de algo común a los movimientos políticos de izquierdas. Y aunque exista divergencia en la composición principal de los movimientos populistas y nacionalistas en cuanto a su configuración y posicionamiento en el espectro político, en ambos casos es el liberalismo y el orden democrático y económico liberal el que representa al principal enemigo de estos nuevos movimientos.
También cabe destacar la alineación dde ambas visiones con lo relacionado al cambio climático. La sinergia de intereses en este aspecto ya parece haber dado sus frutos, habiendo influido en gran medida al éxito de la firma de la cumbre de París en 2016. Siguiendo esta tendencia parece evidente que la Unión Europea y Latinoamérica liderarán la lucha contra el cambio climático con una alianza estratégica.
En definitiva, es evidente la relevancia que una cooperación más dinámica entre la Unión Europea y los estados latinoamericanos podría tener en el sistema internacional haciendo emerger a ambos actores como líderes en diversos aspectos que afectan no sólo a ambas regiones sino a nivel mundial. La agenda de retos a las que ambos bloques se enfrentan es una prueba más de la necesidad de una cooperación estratégica y activa entre ellos para buscar una solución eficaz. La sombra de Estados Unidos de la esfera internacional, que ha marcado en gran medida la agenda global desde el final de la Guerra Fría, parece comenzar a disiparse y esto brinda una oportunidad excepcional para la creación de nuevas alianzas que podrían moldear el plano mundial en las próximas décadas
Fuentes
Anna Ayuso y S. Gratius: «América Latina y Europa: ¿repetir o reinventar un ciclo?» en Pensamiento Propio No 44, 7-12/2016
Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlian: «América Latina y su gran estrategia: entre la aquiescencia y la autonomía» en Revista cidob d’Afers Internacionals No 104, 2013
S. Gratius y José Antonio Sanahuja: «Enseñanzas latinoamericanas a la crisis del euro» en Política Exterior No 151, 1-2/2013
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