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Ante la Covid-19: Transformar para reconstruir


La Fundación Catalunya Europa publica el manifiesto "Ante la Covid-19: Transformar para reconstruir". Puede leerlo a continuación o descargarlo en formato PDF:

  • Desde la Fundación Cataluña-Europa, entendemos que las consecuencias sociales y económicas de la pandemia del Covidien-19 tienen una extensión y una profundidad sin precedentes por su escala global y por su repercusión en todos los órdenes de la convivencia humana. Para enfrentarlas, nuestra sociedad y los poderes públicos que la gobiernan han de poner en marcha desde ahora mismo y durante muchos años una serie de actuaciones de carácter social, económico y político.
  • En primer lugar, son imperativas políticas sociales dirigidas a apoyar a los colectivos más débiles y más afectados por la crisis, reforzando las ayudas ya existentes de lucha contra la pobreza infantil y familiar, contrarrestando el crecimiento de las desigualdades, garantizando la dignidad y la autonomía de cualquier persona y reconociendo el rol de todos los que -como profesionales o voluntarios- se esfuerzan por hacerlo posible. Aplaudimos las medidas que ya se han adoptado para reducir el paro, a las que se han de añadir políticas activas de empleo más eficientes que las actuales. En esta misma línea, políticas sociales como el ingreso mínimo vital y otras figuras similares deben consolidarse y formar parte del modelo de nuevo estado de bienestar que necesitamos.
  • Somos conscientes de que estas medidas requieren un aumento considerable de recursos públicos. En parte, deben proceder de un uso más eficiente de las dotaciones de las que ya disponen nuestras administraciones. Su rendimiento deberá ser evaluado de forma continuada y rigurosa, teniendo en cuenta la situación relativamente más protegida que tienen los trabajadores públicos. Pero será igualmente indispensable subvenir a las nuevas necesidades de financiación con un sistema impositivo más progresivo y más justo, eliminando agujeros y exenciones que permiten a algunos individuos y algunas empresas eludir las obligaciones de contribuir proporcionadamente al bienestar general.
  • Desde una perspectiva económica, las ayudas en forma de transferencias, créditos y avales que lleguen del Estado y de la UE destinados a evitar la destrucción de tejido productivo deben servir para transformar el modelo productivo existente y no para consolidar -ne los defectos. Más en concreto, es necesario que la industria recupere peso, muy especialmente en sectores de innovación - digitalización y comunicación, biomedicina, transformación energética, movilidad sostenible- y no en sectores que ya tienen muy poco recorrido por su incapacidad para añadir valor o por su clara falta de sostenibilidad medioambiental.
  • El papel del sector público se ha visto revaluado como última instancia de protección de la ciudadanía en las situaciones de emergencia que hemos vivido. Servicios como la sanidad pública o como la investigación científica deben ser reconocidos como inversión de futuro y no como gasto que pueda ser recortada temerariamente ya menudo en beneficio de intereses privados. Por eso mismo, las políticas sociales, económicas y fiscales que el momento reclama deben contar con la legitimidad democrática de los gobiernos como última instancia de decisión. Estos gobiernos deben escuchar atentamente la opinión de los agentes sociales, patronales, sindicatos y entidades del tercer sector y hacerlos partícipes del diseño y aplicación de soluciones. En ningún caso, sin embargo, las prioridades, las medidas y los recursos que requieren estas políticas pueden quedar sólo en manos de unos cuantos actores privilegiados que no miren más allá de sus intereses de parte.
  • La FCE identifica desde su creación con dos constantes del pensamiento de Pasqual Maragall: la dimensión europea y el espacio local. Ambas líneas de actuación siguen siendo indispensables si se quiere dar una respuesta eficiente a los problemas planteados por la Covidien-19. Constatamos como elemento positivo la reacción de la Comisión Europea y del BCE, más rápida y decidida que su actitud durante la Gran Recesión de 2008. Pero también advertimos con preocupación las reticencias y las dificultades que el Consejo Europeo sigue sufriendo cuando se trata de perfeccionar la Unión política y avanzar hacia una Europa social. Al mismo tiempo, seguimos convencidos del valor de actuar desde la proximidad, haciendo confianza a la comunidad local, a sus entidades y sus autoridades. Han demostrado su capacidad de reacción ante la emergencia social, confirmando la validez del principio operativo de la subsidiariedad.
  • Desde la FCE, seguiremos actuando para que la opinión pública haga cada vez más suya esta doble perspectiva, europeísta y municipalista. Sólo si la sociedad y la política saben combinarlas, podremos avanzar en la dirección que exigen los tiempos que vivimos y los tiempos que vienen. Sólo transformando, podremos reconstruir.

Barcelona, 07/09/20.