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Governanza metropolitana

El papel internacional de la Barcelona metropolitana



COOPERAR Y TEJER ALIANZAS PARA GANAR PESO INTERNACIONAL

¿Cómo queremos proyectar la gran Barcelona internacionalmente? ¿Cuál es el papel de las administraciones y cómo deben coordinarse para impulsar la Barcelona metropolitana en el mundo? ¿Quién debe liderar esta proyección? Estos fueron algunos de los interrogantes que sirvieron de punto de partida para el debate tituado "El paper internacional de la Barcelona metropolitana", organizado por la Fundación Catalunya Eurpa y el Club de Roma.

La mesa redonda moderada por la geógrafa Mireia Belil reunió a representantes de las tres administraciones metropolitanas: Laia Bonet, teniente de alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona; Pilar Díaz, delegada por las Relaciones Internacionales de la Diputación de Barcelona; y Ernest Maragall, vicepresidente de Internacional y Cooperación del Área Metropolitana de Barcelona.

A modo de introducción del diálogo, Mireia Belil, hizo un repaso a la acción internacional de Barcelona de los últimos cuarenta años. Una actividad que históricamente ha estado centrada en el ámbito de la cooperación al desarrollo, la solidaridad, la paz y la defensa de los derechos humanos, como por ejemplo, fue la creación del distrito 11 de Sarajevo durante la guerra de los Balcanes. Pero también se ha trabajado el posicionamiento de Barcelona y del área metropolitana para atraer inversiones, visitantes o grandes eventos, y se han impulsado redes de ciudades como Eurociudades, MedCities o Metrópolis, sin olvidar el papel de Barcelona como creadora de conocimiento sobre las grandes áreas urbanas. Todo ello, según Belil, configura un balance muy positivo a pesar de la falta de suficientes instrumentos o coordinación institucional, en algunas ocasiones.

Con los años, Barcelona ha sabido posicionarse en el mapa y las instituciones locales han logrado tener voz en la agenda internacional. Además, se han alcanzado importantes hitos como la defensa del principio de subsidiariedad, la creación del comité de las regiones o la Declaración Rio-Barcelona de 1992 para impulsar espacios de cooperación, diálogo y colaboración entre las ciudades.

Según Mireia Belil, la clave del éxito de esa proyección internacional son algunas bases que se han consolidado con el tiempo:

  • Se ha promovido una visión amplia y metropolitana de Barcelona (aeropuerto, puerto, centros de investigación o polígonos industriales del Vallès y el Baix Llobregat).
  • Las administraciones locales no han sido los únicos agentes, puesto que también se ha sumado la sociedad civil y otras instituciones.
  • La proyección internacional siempre ha formado parte del proceso de transformación y modernización de la ciudad para promover la actividad económica y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
  • Se ha trabajado con objetivos a largo plazo para tejer alianzas, generar confianza y crear redes para cooperar.

¿Cuál es el papel de las administraciones?

Durante el debate, Laia Bonet, teniente de alcaldía de Agenda 2030, transición digital, deportes, coordinación territorial y metropolitana, habló del papel del Ayuntamiento de Barcelona en la proyección internacional. "Ciertamente, el peso principal de esta proyección, lo ha llevado a cabo el propio Ayuntamiento, pero no pensando solo en el término municipal de Barcelona, sino en un concepto más amplio que incluye su entorno metropolitano. Todas las instituciones, Ayuntamiento, Diputación o AMB, salimos al exterior con la misma mentalidad, más allá de las competencias de cada una". Según explicó Bonet, los sucesivos gobiernos del Ayuntamiento, han compartido un mismo modelo de política internacional que se ha integrado en las políticas públicas municipales y que se ha trabajado de forma transversal desde todas las áreas. A su vez, se han buscado las alianzas con otras ciudades "para ir juntas en la defensa internacional de algunos posicionamientos políticos, para que nuestra voz tenga más fuerza, y porque creemos que los retos que tiene Barcelona son los mismos de otras metrópolis, y, por tanto, también podemos aprender mucho unas de otras".

Por su parte, Pilar Díaz, diputada adjunta de Presidencia y delegada por las Relaciones Internacionales de la Diputación de Barcelona, explicó la labor que realiza esta administración para acompañar a los 311 municipios de la provincia, con acciones que "les ayuden a obtener recursos, ganar peso y ser conocidos en la escena internacional". En este sentido, señaló el sur de Europa y la zona euromediterránea como el espacio natural donde desarrollar la acción internacional de los municipios y ciudades, trabajando en red y de forma coordinada. Pero el primer paso es ayudar a los municipios a definir los objetivos de su proyección internacional, y en esto la Diputación también juega un papel. "Fundamentalmente, nos mueve la voluntad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y tener mayor capacidad de incidencia e influencia en todo aquello que nos afecta, aunque no tengamos representación en los espacios o instituciones internacionales donde se toman las decisiones", explicó Díaz.

El Área Metropolitana de Barcelona también actúa en esa dirección. "Lo que hacemos es cooperación, red y gestión o influencia política", explicó Ernest Maragall, vicepresidente de Internacional y de Cooperación del AMB. "Cuando hablamos de hacer red, creo que en Barcelona tenemos un gran tesoro fruto de una larga tradición de proyección internacional muy bien hecha. Ahora bien, el concepto de ciudad y espacio urbano está cambiando en todo el mundo, y pienso que no debemos hablar de una región metropolitana de cinco millones de habitantes, sino de una Cataluña de ocho millones, el espacio donde se desarrolla la actividad en el ámbito de la economía, la movilidad, el cambio climático o la soberanía alimentaria", explicó Maragall, quien recordó que Barcelona ya no crece demográficamente. "Ahora, crece la población en la región metropolitana y, por tanto, el peso de la actividad también se está redistribuyendo, en un momento de cambio del rol de las ciudades en un contexto global muy marcado por las diversas crisis económica y climática, el impacto de la pandemia o el conflicto en Ucrania".

Sin embargo, Maragall, lamentó que "en el ámbito de la proyección internacional, el AMB tiende a ser más una agencia que un gobierno, ya que no disponemos de los instrumentos de gobernanza suficientes en este terreno, y solo tenemos un presupuesto de unos dos millones de euros".

¿Quién lidera la proyección de Barcelona en el mundo?

Actualmente, según explicó Mireia Belil, las áreas metropolitanas tienen cada vez más peso internacional y estamos viviendo un proceso de "metropolitanización" que consiste en la aparición de las llamadas nuevas ciudades globales. Se trata de ciudades o áreas urbanas que no son capitales de estados, pero que tienen gran influencia internacional y que han creado un sistema de relaciones por encima de las jerarquías de los estados. Paralelamente, los estados mantienen su poder pero de una forma más sofisticada dentro de las globalizaciones regionalizadas o asimétricas.

En este contexto, los tres ponentes coincidieron en que es necesario trabajar de manera coordinada para mantener y hacer crecer el liderazgo internacional de Barcelona en el espacio europeo y mediterráneo. ¿Pero quién lidera la proyección de Barcelona en este entorno cambiante? Desde el Ayuntamiento de Barcelona, Laia Bonet, recordó que tradicionalmente el propio alcalde o alcaldesa de la ciudad es, a la vez, el presidente del AMB, y, por tanto, es a quien corresponde ejercer este liderazgo. Para Bonet el rol de Barcelona en el mundo debe servir para reforzar las voces municipales y para ejercer como capital del mediterráneo y de la paz. En este sentido, puso el ejemplo del liderazgo de Barcelona durante la guerra en Bosnia, cuando el entonces alcalde, Pasqual Maragall, viajó a Sarajevo e invitó al alcalde Tarik Kupusovic a hacer el pregón de la fiesta mayor de la Mercè, como símbolo del compromiso con la paz y la cooperación internacional.

La marca Barcelona, más allá de la cooperación internacional. 

Actualmente, según Bonet, las políticas de proyección internacional deben ir "más allá de las políticas de cooperación, y esto requiere tiempo y constancia, sin esperar resultados a corto plazo, para generar alianzas en los diferentes territorios". Ernest Maragall añadió que "hoy en día hacer cooperación significa realizar intervención en conflictos o en procesos de pacificación, y es mucho más complejo que años atrás, cuando esta cooperación iba más ligada a la ayuda al desarrollo".

Pero, al margen de la cooperación internacional, que se sigue haciendo, Ernest Maragall defendió la presencia de Barcelona en Bruselas y la Unión Europea, y en organismos como Naciones Unidas o en conferencias internacionales, como las dedicadas al cambio climático, para intentar incidir y tener voz propia, mayor prestigio y reconocimiento internacional. El vicepresidente del AMB también defendió relanzar el concepto de euroregión, “un ámbito donde hay mucho trabajo por hacer y representa una gran oportunidad de liderazgo para Barcelona”. En este aspecto, los tres ponentes se refirieron al proyecto pendiente del corredor mediterráneo, una infraestructura clave que debería "revisarse y adaptarse a los parámetros actuales de volumen, mercancías, etc... de acuerdo con las prioridades del cambio climático, ya que el proyecto se ideó hace veinte años y ha quedado un poco desfasado. Además, también hay que hablar de un corredor aeroportuario y alimentario del mediterráneo", afirmó Maragall.

Por último, también se debatió sobre el impacto del turismo a consecuencia de la proyección internacional. Maragall advirtió que "Barcelona podría morir de éxito si no es capaz de regular su turismo, porque permitir una masificación turística puede acarrear otros problemas como más cruceros, terrazas, visitantes, bandas de delincuencia organizada, etc. En definitiva, conlleva un desgaste para la ciudad, y el riesgo de ser víctimas de su proyección internacional". Pilar Díaz apuntó que "hay que atraer turismo, pero de una manera ordenada, ya que no podemos perder de vista que la finalidad de la proyección internacional es generar prosperidad y recursos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”. Sin duda, se trata de un fenómeno que, para Laia Bonet, forma parte de las "externalidades negativas" que comporta la proyección internacional, y que "hay que saber gobernar y regular con mayor coordinación entre todas las instituciones". El debate terminó con las preguntas e intervenciones del público, tanto el que asistió a la sala Macaya de CaixaForum Macaya, como el que siguió el diálogo en formato virtual.

La Transformación de la ciudad es un ciclo de debates organizado por la Fundación Catalunya Europa con la Fundación La Caixa y el Club Roma, que recibe el apoyo del AMB, la Diputación de Barcelona, el Ayuntamiento de Barcelona, el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet y el Ayuntamiento de El Prat de Llobregat.